Los umbrales ventilatorios.

 

Los umbrales ventilatorios representan puntosde inflexión claves en la fisiología del ejercicio ya que nos permiten entender y evaluar la respuesta del organismo durante el ejercicio físico y como consecuencia optimizar el rendimiento deportivo.

 

En los años 80, Skinner y McLellan propusieron un modelo trifásico en relación a las respuestas observadas durante un ejercicio de intensidad progresivamente creciente. Éste nos ayuda a comprender mejor las respuestas y adaptaciones del ejercicio a diferentes intensidades para posteriormente poder personalizar los entrenamientos maximizando el rendimiento y minimizando el riesgo lesiones.

Para comprender el modelo, debemos entender primero las dos zonas de cambo metabólico que se dan cuando se realiza esta prueba. Estas zonas se llaman umbrales ventilatorios VT1 y VT2.

El primer umbral ventilatorio, VT1, también conocido como umbral aeróbico es el primer punto de inflexión en el equilibrio homeostático fisiológico. El cuerpo empieza a utilizar más intensamente el sistema aeróbico para obtener energía. A partir del mismo los valores de lactato comienzan a superar los 2 mmol/L en sangre (este valor depende del deportista) pero todavía es posible eliminarlo través de la respiración y otros mecanismos tampón. La frecuencia cardíaca aumenta de manera gradual y la respiración se vuelve más profunda y aumenta su frecuencia para atender a las mayores demandas de oxígeno.

El segundo umbral ventilatorio, VT2 también conocido como umbral anaeróbico sería el segundo punto de inflexión el equilibrio homeostático. En este punto, la producción de lactato supera los 4 mmol/L en sangre (depende del deportista en valor puede variar) y lo que es más importante excede la capacidad del cuerpo para equilibrarse, lo que origina una pérdida de la capacidad homeostática del organismo. Como respuesta la frecuencia cardíaca y la respiración se aceleran considerablemente, y el esfuerzo se vuelve más intenso y sostenido.

Como consecuencia resultarán tres zonas, en las que profundizaremos posteriormente: Zona 1 (hasta llegar al VT1), Zona 2 (entre el VT1 y el VT2) y Zona 3 (a partir del VT2)

 

Conviene aclarar términos en lo referente al metabolismo energético. Todos los sistemas energéticos están funcionando en paralelo. Atendiendo a la intensidad del esfuerzo y la energía por unidad de tiempo que necesite el cuerpo empleará más protagonismo en uno o en otro.

De tal modo el VT2 llamado umbral anaeróbico, quizá confunde con su denominación, debería llamarse de otro modo, ya que si seguimos aumentando la intensidad llegaremos al punto de máximo consumo de oxígeno. Lo que ocurre aquí es que la producción de energía por parte de la glucólisis citoplasmática gana mucho protagonismo, llegando a perder la homeostasis. Más o menos esta sería la intensidad que podría mantener un deportista durante 60/90 min, dependiendo de su nivel de entrenamiento, sin suplementación de carbohidratos. Todo depende de sus reservas.

La determinación de los umbrales ventilatorios es crucial para evaluar y mejorar el rendimiento deportivo. Al identificar los umbrales ventilatorios, los entrenadores pueden establecer zonas de entrenamiento específicas para mejorar la resistencia y optimizar la utilización de los sistemas energéticos, así como regular el volumen e intensidad de la carga de entrenamiento para producir mejoras minimizando el riesgo de lesiones.

Por otra parte, los umbrales ventilatorios también son relevantes para la salud. Estos umbrales están relacionados con la capacidad pulmonar, la eficiencia cardiovascular y la tolerancia al ejercicio. La evaluación de los umbrales ventilatorios puede ser útil para detectar posibles enfermedades o afecciones respiratorias, así como para monitorear la respuesta del organismo durante programas de rehabilitación o entrenamiento físico.

 

Una vez entendido el significado de ambos umbrales volvamos a centrarnos en las zonas resultantes. Como hemos mencionado previamente en la década de los 80, Skinner y McLellan propusieron un modelo trifásico en relación a las respuestas observadas durante un ejercicio de intensidad progresivamente creciente. Durante dicho ejercicio incremental monitoreamos al atleta resultará veremos como el ritmo cardiaca y la velocidad de carrera del sujeto se relacionan mediante una curva similar a la representada en la siguiente gráfica:

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Como podemos observar resultan tres zonas: zona 1 que sería para ritmos cardiacos o velocidades menores del umbral aeróbico (VT1), zona 2 para ritmos cardiacos o velocidades interumbrales (VT1-VT2) y zona 3 para ritmos cardiacos o velocidades de carrera por encima del umbral anaeróbico (VT2).

A partir de las mismas se configurarían las intensidades y volúmenes de entrenamiento de modo individualizado. Dado que estos datos deben de ser adaptados fielmente a cada atleta teniendo en cuenta otros parámetros como sus posibilidades de descanso, su tendencia a las lesiones, etc.